¡ATRÉVETE A DAR EL PASO!

Descronifica tus síntomas y recupera tu equilibrio

Aquí empiezan las respuestas a síntomas para los que, hasta ahora, no habías encontrado explicación y hay solución:

MIGRAÑAS

PÉRDIDA/GANANCIA DE PESO

GASES

DIARREAS Y ESTREÑIMIENTO

ALTERACIONES MENSTRUALES

REFLUJO

FATIGA

CAMBIOS DE HUMOR

Sin histamina - Lorena

¡Hola! Soy Lorena

Aquí en mi web y en las redes, disfruto compartiendo mis experiencias y conocimientos (sin filtros).

Aprendí que el exceso de histamina estaba detrás de mis molestias y… ¿la buena noticia? Lo revertí abordando los desajustes que lo originan, y así se acabaron mis síntomas.

¡Te explico cómo y te acompaño!

ASÍ CONECTO CON OTRAS PERSONAS

DESPEJA TUS DUDAS

La histamina es una molécula (amina) necesaria para la vida que interviene en procesos fundamentales en el cuerpo como, entre otros, la regulación de:

  • La producción de ácido en el estómago
  • La contracción del intestino
  • El sueño y el apetito

 

También tiene un papel relevante en las reacciones alérgicas (seguro que te suenan los “antihistamínicos”, pero ya te avanzo que no son una solución).

La histaminosis no es una enfermedad ni un diagnóstico, sino un conjunto de síntomas producidos por el exceso de histamina en el cuerpo, resultado de uno o varios desajustes.

Por ello, puede revertirse tratando los desajustes que provocan su acumulación, generación en exceso o degradación lenta. 

Te lo explico con detalle en este vídeo.

Los síntomas del exceso de histamina son muy diversos y algunos pueden confundirse con alergias, como la rinitis o la urticaria.

Los más habituales pueden ser: migrañas, dermatitis, diarrea o estreñimiento, incapacidad para perder ganar peso, caída de pelo, cansancio extremo, edema facial, alteraciones del ciclo y dolor menstrual, infecciones de orina recurrentes, abortos de repetición o infertilidad…

Puedes leer más en este post o ver este vídeo.

  • En el intestino, podría haber disbiosis (microbiota desequilibrada), candidiasis, parásitos, sobrecrecimiento bacteriano (SIBO).
  • Desajustes en las fases de detoxificación hepática (en las que se eliminan histamina y hormonas, entre otros).
  • Hipoclorhidria (falta de ácido en el estómago), falta de enzimas, déficit de DAO (recuperable tratando intestino)…
  • Exceso de estrés, malos hábitos de vida (alimentación basada en ultraprocesados o alimentos inflamatorios), ritmos circadianos alterados, falta de gestión emocional…

Te lo explico con detalle en este vídeo.

La DAO es la enzima que degrada la histamina en el intestino. Es un desajuste más que tener en cuenta, y nunca debe acabarse el proceso en esta confirmación o descarte.

Si no tienes déficit de DAO simplemente sabrás que esa vía no te está fallando (una cosa menos), pero no descarta el exceso de histamina por otros orígenes: SIBO, parásitos, hipoclorhidria, candidiasis, desajustes hormonales, exceso de estrés, disbiosis…

Si tienes déficit de DAO ese será uno de los puntos, junto a los demás desajustes, que el terapeuta abordará en tus pautas personalizadas. Normalmente, recuperando el intestino (reduciendo inflamación, permeabilidad, patógenos) la DAO vuelve a niveles normales (yo lo he visto incluso en casos diagnosticados, supuestamente, como “genéticos”).

En resumen: en ambos casos es fundamental ir más allá y mirar cómo está el intestino, las hormonas, el estrés, las fases de detoxificación del hígado (incluida la enzima HNMT, que también degrada la histamina), la alimentación, el estilo de vida y descanso, etc.

Te lo explico con detalle en este vídeo.

Muchas personas creen que la única alimentación para reducir el exceso de histamina es la dieta baja en histamina, pero no es así. Va a depender siempre de los desajustes que hayan llevado a cada persona a acumular síntomas de histaminosis.

Por ello, será el terapeuta quien indicará qué pautas de alimentación son más recomendables en cada caso y durante cuánto tiempo (ya que son dietas muy restrictivas, terapéuticas, que no se aconseja alargar en el tiempo para no sufrir déficits nutricionales, entre otros).

Normalmente, cada persona tiene más de un desajuste de base (ej.: SIBO y candidiasis), por lo que a veces se combinan dos dietas o incluso dentro de una pauta de alimentación se restringen alimentos adicionales. Esto dependerá de si, debido a esos desajustes, la persona también ha desarrollado sensibilidades o intolerancias temporales.

Ya ves que es todo un mundo, por lo que tanto la alimentación como el tratamiento deben ser personalizados y guiados por el terapeuta.

En este post (incluye vídeo) te cuento más.

Si has llegado hasta aquí, normalmente no habrás encontrado respuesta en los diferentes médicos convencionales que has visitado. Es normal, estos desajustes deben tratarse de manera holística, ya que el cuerpo funciona como un todo, no en pequeños departamentos incomunicados. Si no quieres tapar síntomas, sino resolverlos, desde ese ámbito, normalmente, no te podrán ayudar.

Antes de ponerme en manos de Esther Perarnau, psiconeuroinmunoendocrina (PNIE) del equipo de Xevi Verdaguer, me había visitado, tanto por mutua como por Seguridad Social, con decenas de médicos de diferentes especialidades (incluso integrativos), y el diagnóstico siempre era el mismo: nervios, colon irritable…

En mi experiencia, te recomiendo ponerte en manos de profesionales experimentados en Psiconeuroinmunología (también me fue bien combinarlo con otras terapias para ir reduciendo estrés y equilibrando el cuerpo: psicoterapia, acupuntura, osteopatía, masajes…). Como en todo, asegúrate de que sea un profesional titulado, con experiencia y no te bases en “barato/caro”, es tu salud. Si tienes dudas, puedo pasarte un listado en Instagram (@sinhistamina) o puedes escribirme a través de la página de contacto.

La psiconeuroinmunología es una disciplina médica basada en evidencia científica que aborda, de manera personalizada, los síntomas y enfermedades desde su origen, para resolverlos o estabilizarlos desde la raíz (sin taparlos).

Además, los psiconeuroinmnoendocrinos tienen en cuenta la alimentación y estilo de vida de cada paciente, su entorno laboral, familiar y personal, hábitos de sueño, estrés, etc., ya que todos esos factores influyen en la pérdida y recuperación de la salud.

Puedes profundizar en este artículo.

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