Kombucha, una bebida natural beneficiosa para tu microbiota

​​Después de un par de años oyendo hablar sobre la kombucha y sus beneficios, me he lanzado a probarla en marzo 2020. ¿Por qué no lo hice antes? Porque todo debe hacerse en su debido momento, y más cuando somos conscientes de que tenemos desajustes intestinales y exceso de histamina, entre otros. Siempre digo que nada es inocuo, por lo que antes de tomar kombucha te recomiendo consultarlo con el profesional que lleve tu caso. Por ejemplo, si ya notas que los alimentos altos en histamina te afectan (sepas o no el motivo de base), no sería una buena idea tomar kombucha sin comentarlo, ya que es una bebida fermentada a base de té.

Me explico: no es que tenga efectos extraños o te vaya a pasar algo raro, pero si, por ejemplo, estás llevando un tratamiento para reparar tu intestino o estás intentando ver qué pasa en él o tienes molestias, etc., mejor no aventurarte con algo nuevo que no sabes cómo te va a caer ni cómo va a afectar a tu microbiota. Si no tienes ninguna molestia, te apetece probar una bebida nueva para ti o te la ha recomendado tu terapeuta, aquí te explico mi experiencia, por si te sirve 🙂

Un poco de contexto

Soy una persona bastante peculiar en cuanto a bebidas, desde pequeña solo me ha gustado el agua y las infusiones. Cuando me daban a probar refrescos, literalmente del burbujeo notaba que me ardía la garganta, me daban gases e incluso me llegaban a salir directamente por la nariz. En cuanto al alcohol, soy abstemia no por ninguna convicción, sino porque no me gusta nada el sabor de ningún tipo de bebida alcohólica y, además, no me gusta beber sin sed. Vamos, que no me encontrarás en una terraza «tomando algo» xD

Entonces... ¿Qué me pareció la kombucha?

Hasta el momento, solo he probado la kombucha de la marca Víver Kombucha (-7€ con el código sinhistamina7), porque es sin gluten, está hecha de productos ecológicos de proveedores locales (está hecha en Granada) y tiene un proceso de fabricación muy transparente, no añaden ni gas ni nada extraño durante el proceso (luego os lo cuento). Esta en concreto es sin conservantes, sin adivitivos, sin azúcares añadidos, sin pasteurizar y sin filtrar.

La primera que probé fue la kombucha «exótica» con fresa e hibisco. El primer trago, acostumbrada a beber agua, me supo fuerte, como a cerveza Kriek (que se obtiene de la fermentación de cerezas agrias) o a lambrusco, pero me quedé con ganas de más; me gustó.

Como quería también probar cómo me caía intestinalmente, ese día solo di un par de tragos y compartí el resto con mi pareja para compartir impresiones y ver el efecto. La volví a probar días más tarde y me bebí la botella sola (250ml), ¡es mi favorita! Después de probar todas, confirmo que es la que tiene el sabor más llamativo y burbujeante (debido a la carbonatación natural).

La segunda fue la kombucha «oceánica» con limón y espirulina. Sabe a lima limón, así que si te gusta la limonada este sabor te va a encantar. Para mi gusto, es muy refrescante y el sabor engancha, pero me sigo quedando con la exótica 😛 Sin embargo, es la preferida de mi pareja. Es menos burbujeante que la de fresa.

La tercera que bebí fue la kombucha «original» con cúrcuma y jengibre. No sabría definir su sabor pero, como la de limón, me da la sensación de que esta kombucha es menos burbujeante que la exótica (mi prefe).

¿Cómo me sentó?

Los primeros días, noté solo la barriga un poco más inflada, pero no le di importancia porque al final estaba tomando por primera vez una bebida que nunca había tomado, fermentada y con probiótico. Además, recordemos que hasta entonces solo bebía agua e infusiones, así que alguna reacción esperaba. Desde entonces, he vuelto a tomar un par de kombuchas a la semana y tengo sensaciones diferentes: la de fresa e hibisco no noto que me afecte ya de ninguna manera (también es la que más he tomado). Sin embargo, la de limón y la de cúrcuma sí que noto algo de inflamación.

Mi pareja ha probado todas, le gustan (sobre todo la de limón) y no tiene ninguna sensación, como sería el caso de cualquier persona sana que la consuma. Por eso repito el tema de que cada cuerpo es diferente y cada reacción también (dependerá de los desajustes que haya de base, y a mí algunos me han vuelto a raíz del covid persistente), y os animo a consultarlo con vuestro médico o terapeuta antes de aventuraros.

¡Vamos a ello! ¿Qué es la kombucha y de qué está hecha?

La kombucha es una bebida natural fermentada, a base de té y con propiedades probióticas. En el caso de Víver Kombucha, solo lleva: agua y té verde, azúcar, scoby y frutas o ingredientes naturales que dan sabor (de ahí los 3 sabores que os explicaba).

Te preguntarás… ¿Azúcar?

Que ese «azúcar» no te confunda: si miras la etiqueta de la kombucha, solo contiene 2,43gr de azúcar por cada 100ml. Estos significa que el ingrediente «azúcar» de la kombucha, además del té, es para alimentar al scoby (el cultivo simbiótico de bacterias y levadura que hace que exista la kombucha). Por ello, ese azúcar lo consume prácticamente todo el scoby durante el proceso de fermentación.

Las levaduras convierten ese azúcar en etanol y CO2 (las burbujitas que comentaba más arriba), y las bacterias transformar el alcohol en ácidos orgánicos, vitaminas y minerales que refuerzan el sistema inmune y mejoran la salud intestinal (como decía al principio, no es inocuo y es mejor consultar con tu terapeuta antes de tomarlo). Por eso, la kombucha es baja en azúcar (al contrario que los refrescos típicos). Si no tuviera azúcar no habría levaduras ni bacterias ni, por tanto, kombucha.

¿La kombucha tiene alcohol y teína?

La pequeña cantidad de alcohol que lleva la kombucha (inferior al 0,5%) es resultado de la fermentación natural durante el proceso de producción de la kombucha. Por tanto, en una cantidad súper reducida y no te vas a emborrachar (te lo digo yo que soy abstemia y no lo he notado).

Por otro lado, la kombucha de Víver Kombucha tiene menos de 15mg de cafeína por botella de 250ml (como una taza de descafeinado). Personalmente, no consumo teína ni cafeína desde hace más de 3 años y no he tenido ningún efecto tomando kombucha. Así que doy de que es una cantidad irrisoria.

Si ves «algo que flota» o un poso en el fondo de la botella…

¡No huyas! Eso significa que es una buena kombucha. Básicamente, eso que ves son las bacterias beneficiosas que resultan del proceso de fermentación y fabricación. Estas bacterias están en toda la bebida, así que no hace falta que vayas a beberte los trocitos que flotan o a rascar el fondo de la botella para obtener los beneficios, simplemente no te asustes ni pienses que la bebida está mal.

¡Métela en la nevera!

Víver Kombucha envía la kombucha refrigerada. De hecho, la empresa que reparte me llamó el día antes para asegurar que estaría en casa para recibir el pedido. La nevera es la mejor manera de conservar todas las propiedades y el sabor de la kombucha, ya que los probióticos naturales que lleva están vivos y así tienen que seguir.

Por cierto, la botella es de cristal y muy molona. Así que también te animo a hacer manualidades con ella una vez esté vacía y limpia (¿un florero?) o a reciclarla.

¿Qué sabor elijo?

Para gustos, «sabores»… Yo te he explicado mis preferencias más arriba, pero cada paladar es un mundo. Lo que yo hice, por si te sirve el consejo, es comprar un «pack mixto« que lleva 4 kombuchas de cada sabor, así las pruebas todas varias veces y para la próxima repites estrategia o eliges el sabor que más te haya gustado.

Por cierto, puedes tomarlas cuando quieras, no hay un momento determinado, pero tampoco abuses… quiero decir, no hace falta que tomes una en cada comida, mejor raciónalas y disfrútalas. Ya sabes, nada en abundancia es positivo, ni lo más sano del mundo.

Y… te dejo por aquí un regalito: si te apetece probarlas, tienes 5€ de descuento (sin compra mínima) con el código sinhistamina7.

¿Has probado la kombucha? Si no la conocías, ¿qué te ha parecido la info? ¿Cuál es tu sabor favorito?